Las microhemorragias cerebrales son más comunes de lo pensado en personas que superan los 60 años, según un estudio dirigido por el Centro Médico Universitario Erasmus de Rotterdam (Países Bajos) que se publica en la revista 'Neurology'. Están asociados con la enfermedad cerebrovascular aguda y crónica y han emergido como un marcador clave en la RM. Es de gran importancia ya que las microhemorragias cerebrales probablemente reflejan una patología cerebrovascular y podrían estar asociadas con un mayor riesgo de problemas cerebrovasculares. Las microhemorragias cerebrales son lesiones que se pueden observar en los escáneres cerebrales como los realizados mediante imágenes de resonancia magnética (IRM). Las lesiones son depósitos de hierro de glóbulos rojos que se cree que se han filtrado de pequeños vasos sanguíneos cerebrales. En el estudio participaron 1.062 hombres y mujeres sanos que tenían una media de 70 años y que pasaron por pruebas de IRM para examinar la existencia de posibles microhemorragias cerebrales. Entre los participantes, 250 presentaron este tipo de lesiones cerebrales.* Los resultados mostraron que la prevalencia global de microhemorragias cerebrales era alta y que aumentaba con la edad de un 18 por ciento en personas de entre 60 y 69 a un 38 por ciento en personas de más de 80 años. Las personas con el alelo e4 del gen APOE, conocido por aumentar el riesgo de enfermedad de Alzheimer y de angiopatía amiloide cerebral, tenían más microhemorragias que las personas sin esta variante genética. Los factores de riesgo de microhemorragias cerebrales parecían variar según la localización de la microhemorragia. Nuestros resultados muestran que las personas con presión sanguínea elevada y antecedentes de tabaquismo tienen microhemorragias en una localización diferente del cerebro que las personas con el alelo APOE e4, lo que sugiere causas distintas para las microhemorragias en diferentes lugares. Es una fuente de hierro potencialmente citotóxico proporcional al volumen de sangre extravasada Es un biomarcador que puede ser valiosa para evaluar el riesgo de lesión de pequeño vaso. Se puede desarrollar tras tratamiento mediante stent de la arteria carótida, especialmente en pacientes con microhemorragias previas, por lo que se debe prestar especial atención a la prevención de la hemorragia intracerebral por hiperperfusión tras este tratamiento (Kakumoto y col., 2012). **Bibliografía** Kakumoto, Kousuke, Shoji Matsumoto, Ichiro Nakahara, Yoshihiko Watanabe, Yutaka Fukushima, Urabe Yoshikiyo, Ryota Ishibashi, et al. 2012. “Rapid Formation of Cerebral Microbleeds After Carotid Artery Stenting.” Cerebrovascular Diseases Extra 2 (1) (April): 9–16. doi:10.1159/000337143.