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António Caetano de Abreu Freire mejor conocido por el nombre que él mismo adoptó como propio, el de un héroe de la resistencia portuguesa contra los moros, Egas Moniz.

Nació en la villa de Avanca (Estarreja, distrito de Aveiro) el 29 de noviembre de 1874 en el seno de una familia aristocrática rural y falleció en Lisboa el 13 de diciembre de 1955.

Fue psiquiatra y neurocirujano portugués.

Su padre se llamaba Fernando de Pina Resende de Abreu Freire (nacido el 15 de abril de 1828) y su madre Maria do Rosário Oliveira de Almeida e Sousa (nacida el 19 de junio de 1840).

Los primeros intentos para la opacificación de los vasos sanguíneos intracraneanos se deben a António Caetanode Abreu Freire, neurólogo portugués.

Su tío y padrino, el sacerdote Caetano de Pina Resende Abreu Sá Freire, insistiría para que al apellido se le agregara Egas Moniz, en virtud de que la familia descendía en línea directa de Egas Moniz (1080-1146), el ayo del rey Alfonso I de Portugal (1109-1185).

En 1902 se casó con Elvira de Macedo Dias.

Fue ministro de Asuntos Extranjeros de Portugal en tres oportunidades entre 1918 y 1919.

El doctor António Egas Moniz fue el inventor de la lobotomía y de la angiografía.

Angiografía

Egas Moniz intuyó que los bromuros, utilizados como sedantes, debían acumularse en el parénquima cerebral. Por su alto peso atómico, pensó que estas sustancias podrían ser opacas a los rayos X. Sus primeros intentos incluyeron el uso de radiografías simples de cráneo luego de la administración oral de Bromuros, técnica que, como era de esperarse, no produjo resultados favorables.

De allí pasó a la inyección carotídea directa de bromuros, en cuyos primeros pacientes sólo produjo cefalea, sin opacificación cerebral alguna. Inició entonces sus estudios en perros. En el décimoquinto animal de experimentación encontró una tenue opacificación de los vasos cerebrales. Este hallazgo lo estimuló a proseguir sus estudios, pero con inyecciones en cadáveres. En el Instituto de Anatomía de Lisboa, donde se podían obtener los cadáveres para experimentación, no había disponibilidad de equipos de rayos X. El traslado de los cadáveres desde dicho Instituto hasta su laboratorio, en el otro extremo de la ciudad, resultaba muy engorroso.

Egas Moniz no dudó en decapitar a los cadáveres para poder llevar las cabezas en cajas hasta su laboratorio, donde hacía las inyecciones y las radiografías, para después regresar las cabezas al Instituto que se las había prestado. El medio de transporte utilizado para llevar esta carga macabra: ¡un taxi!Después de lograr de esta manera la opacificación de la circulación cerebral, continuó sus estudios en pacientes.

En su sexto caso, logró una tenue opacificación de los vasos, pero el paciente sufrió una trombosis, y posteriormente falleció. Este hecho le llevó a revisar su técnica; no suspendió los estudios en pacientes, pero cambió de sustancia radioopaca, escogiendo los ioduros, de mayor número atómico. A pesar de usar un equipo en el que únicamente se podían tomar hasta tres radiografías intercambiándo las en forma manual, logró demostrar la circulación cerebral de esta manera.

En junio de 1927, en su tercer caso experimental, tomó radiografías en las que se identificaban claramente algunas porciones de la arteria carótida interna y la arteria cerebral media.

Egas Moniz sufría de gota, con una gran deformidad de sus manos, que le impedía usarlas. A pesar de su incapacidad, dirigió a sus asistentes, los profesores Almeida Lima y Almeida Dias durante todos los pasos necesarios para la ejecución de las arteriografías (Desconozco si los nombres de los asistentes de Moniz corresponden a sus verdaderos nombres o a nombres adoptados por ellos).

El 7 de julio de 1927 presentó los primeros resultados de sus experimentos ante la Sociedad de Neurología de París, donde había recibido su entrenamiento neurológico.Allí obtuvo el reconocimiento de sus colegas, además de una invitación a presentar su trabajo ante la Academia Francesa de Medicina. En los años siguientes, se dedicó al perfeccionamiento de la técnica, y escribió más de cincuenta artículos relacionados con el tema durante los siguientes cuatro años, trabajo que culminó en la presentación de su texto de angiografía cerebral, cuyo prefacio fue escrito por uno de los más prestigiosos neurólogos del momento, el profesor Joseph Jules François Babiński.

Fue el primer presidente de la Sociedad Española de Neurocirugía.

En 1938 (cuando contaba con 63 años de edad), un paciente psiquiátrico suyo le disparó ocho tiros, dejándolo paralítico el resto de su vida. El paciente adujo vagamente que el médico no le estaba dando las drogas adecuadas para su enfermedad. Si bien en los años 30 se le veía como candidato al premio nobel por su invención de la angiografía, en 1949, Moniz recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina (fue el primer portugués en ganar un premio Nobel), junto con el neurólogo suizo Walter Rudolf Hess “por su descubrimiento del valor terapéutico de la lobotomía en determinadas psicosis”.

En la actualidad grupos de familiares de lobotomizados luchan porque le sea retirado el Premio Nobel, situación que en principio es inviable.

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