Si no ha habido complicaciones intraoperatorias siempre es preferible un despertar precoz que nos permita una detección rápida de los déficits neurológicos.
Deben evitarse los esfuerzos, tos y agitación producidos por el tubo endotraqueal.
Si ha habido una gran perdida de sangre, excesivo trauma quirúrgico u oclusión de un gran vaso debemos mantener el enfermo sedado y en respiración controlada hasta que su estado neurológico sea estable y esté asegurada una correcta ventilación.
Los objetivos que debemos perseguir para lograr una educción adecuada son:
a.- PIC normal, ausencia de contusión-edema en la zona cerebral próxima al foco operatorio, ausencia de signos previsibles de trastornos de la conciencia, tos, deglución.
b.- Temperatura esofágica superior a los 34.5ºC (normotermia).
c.- Hemodinámica estable
d.- Intercambio gaseoso satisfactorio, con una relación PaO2/FiO2 >150. Mecánica ventilatoria correcta.
e.- Ausencia de trastornos en el control central de la respiración y ausencia de parálisis frénica.
f.- Decurarización completa.