En la sociedad en que vivimos, la especialización es una necesidad.

Si realmente quisiéramos formar hoy en día a un hombre renacentista, probablemente su preparación llevaría muchos más años que los que podría aportar ése hipotético genio al desarrollo de su actividad productiva por el bien de la sociedad. Así que la solución es formar a los estudiantes con una ligera idea de cultura general; lo suficiente para que puedan absorber los conocimientos específicos de su rama de estudios, y dejar que, si está interesado, complete su formación humanística por su cuenta y riesgo.

Como resultado del avance científico y tecnológico y el crecimiento del conocimiento médico-quirúrgico, el neurocirujano general, como el majestuoso cóndor andino, es una especie en vía de extinción. Y esto, por razones similares a las que causan el fenómeno de desaparición del cirujano general.

La sociedad, igualmente, demanda atención por superespecialistas, y el neurocirujano general ha pasado a ser un profesional de atención primaria, ocupando con frecuencia la posición de “cancerbero” (gatekeeper) que tiene el cirujano general.

En un mundo global y bien comunicado, el objetivo principal de este siglo será cubrir de manera superespecializada todas las parcelas de la neurocirugía.

La mayoría de los sistemas actuales de atención de la salud se orientan a un cuidado basado en procedimientos interdisciplinarios, lo que ha significado la reducción en el tamaño de los departamentos de medicina interna y de cirugía, y, en algunos lugares, su desaparición.

Craneofaringioma

Irradiación intracavitaria con Itrio-90:Julow J. Szent János Hospital, Department of Neurosurgery, Budapest. h12494jul@t-online.hu