Es la prueba fundamental en la evaluación neurológica para establecer el diagnóstico de muerte cerebral bajo criterios neurológicos

Debe ser realizada bajo una metodología estricta

Demostrar la ausencia de función de los centros respiratorios del tronco encefálico ante su estímulo fisiológico, es decir, el aumento de la concentración arterial de CO2 y el correspondiente descenso de pH. No hay acuerdo absoluto sobre el nivel mínimo de PaCO2 al que se debe llegar en la prueba, pero el valor de 60 mmHg es el habitualmente exigido.

La prueba se debe además realizar minimizando los riesgos de producir daño al sujeto o a los órganos que puedan ser utilizados eventualmente para trasplante.

Las posibles complicaciones del test (hipoxia, hipotensión, arritmias, etc.) provocan resistencia en los equipos médicos a cargo del procedimiento, generándose una situación conflictiva ante la indicación de una prueba que es requerida para confirmar un diagnóstico de alto valor legal.

Existen varios métodos para realizar el test, el más difundido es el llamado método de “oxigenación apneica” , pero se han propuesto otros métodos, entre ellos el de administrar al sujeto artificialmente CO2. Este método, llamado “aumento artificial de CO2”, es de más rápida realización y tendría menor riesgo de complicaciones graves.