colgajo_cutaneo

Consiste en piel y tejido celular subcutáneo transplantado de una parte del cuerpo a otra, manteniendo un pedículo vascular, o un punto de unión al organismo.

En la confección de un colgajo cutáneo simple es necesario:

La incisión de la piel (epidermis, dermis y tejido celular subcutáneo), su despegamiento, la cauterización o sutura hemostática, la movilización del tejido y la sutura.

Todos estos pasos suponen una serie de agresiones a los tejidos cuyos efectos inmediatos se suman a los provocados por la alteración de la circulación e inervación del tejido del colgajo. Pero la lesión tisular sólo nos transmite macroscópicamente y de manera grosera aquello que está ocurriendo a nivel celular y bioquímico.

La lámina del bisturí corta los tejidos destruyendo células, seccionando vasos sanguíneos, linfáticos y ramas nerviosas. Se produce la salida al espacio de la lesión del contenido celular, células sanguíneas y plasma. Aparece un espasmo vascular que contrae las bocas de los vasos y comienzan los complejos procesos de inflamación, coagulación y cicatrización. La cantidad de tejido destruido y daño celular provocado por éste acto dependerá directamente de la delicadeza, cuidado y pulcritud de la técnica quirúrgica del cirujano.

Por otra parte, al realizar un colgajo los vasos cutáneos quedan seccionados parcialmente y su vascularización dependerá de la circulación de las colaterales persistentes y de los vasos indemnes del pedículo. Al terminar la intervención el colgajo siempre estará isquémico pues, por buena que sea la circulación colateral, nunca será igual que la inicial.

Los colgajos recientes son isquémicos pero viables, puesto que resisten muchas horas de isquemia, e incluso de ausencia total de circulación a la temperatura del cuerpo.

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  • Última modificación: 2019/09/26 22:16
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